Mi primer retiro con Genpo Roshi, el creador del proceso Big Mind

En una reciente convocatoria para que me hicieran preguntas para mi blog, Jose me preguntó:

¿Podrías contarnos detalladamente cómo entraste en contacto con Genpo y Big Mind?.
¿Cómo fue el viaje y las sesiones con Genpo?, ¿Qué esperabas y qué sentiste?. ¿Cómo influyó en tu práctica meditativa y en tu vida en general?. 
Estaría genial una entrada sólo narrando ese viaje a Ameland.
Recuerdo que te vi a los pocos días de llegar y parecías otro. Te brillaban los ojos.
Seguro que muchos encontrarán interesante tu respuesta. Entenderán mejor lo que es Big Mind y lo que se puede esperar de él.

Creo que fue en el año 2003 la primera vez que oí hablar del proceso Big Mind creado por el maestro budista Zen Genpo Roshi. Recuerdo que la publicidad que se hacía sobre este proceso, me parecía demasiado fanatasiosa. Se decían cosas como que se podía tener con el proceso fácilmente una especie de satori o "experiencia" de la Gran Mente en menos de 2 horas. Por entonces yo llevaba 15 años meditando, luchando por concentrar mi mente y no podía creerme que fuera tan fácil. 
En una de las listas sobre el Modelo Integral de Ken Wilber, en las que participaba, conocí  a John Kessler. Él había participado en varias sesiones con Genpo Roshi, así que aproveché para interrogarle extensamente al respecto. Mis ganas de experimentar el proceso aumentaban cuanto más hablaba con él. Además, Ken Wilber recomendaba el proceso, decía que era uno de los avances recientes más importantes dentro del budismo, así que, aunque era muy escéptico con el proceso, me decidí a probarlo.
En enero de 2004 Genpo Roshi venía a dirigir un retiro en la isla holandesa de Ameland, pero me fue imposible asistir. En enero de 2005, sin embargo, no dejé pasar la oportunidad...


Así que en enero de 2005 un amigo y yo partimos hasta la isla de Ameland. Volamos hasta el aeropuerto de Amsterdan. Allí teníamos que tomar una serie de trenes para llegar al puerto desde donde tomaríamos el ferry que nos llevaría hasta la isla. Pero había ocurrido un accidente de trenes, lo cuál significó que había que dar un rodeo para llegar al puerto y tomar muchos más trenes. Si no llega a ser por un grupo de cazadores que hizo parte del viaje con nosotros y nos indicaron qué trenes tomar, dudo que hubiéramos podido llegar a tiempo. Una vez ya en Ameland, tomamos un último autobús que nos llevó hasta el albergue donde tendría lugar el retiro. Llegamos de noche y al día siguiente nos incorporamos al retiro.
Por la mañana teníamos sentadas de meditación Zen, al estilo tradicional. Luego a lo largo del día teníamos varias sesiones de Big Mind con Genpo Roshi, y por la noche teníamos preguntas y respuestas con Genpo Roshi y sus sucesores.
Yo estaba acostumbrado a los retiros más tradionales del Zen donde el maestro da sus enseñanzas a través de una charla (teisho) que las personas asistentes al retiro escuchan en silencio. Con Genpo Roshi las cosas eran muy distintas. En este retiro el tema eran las 10 estampas del pastoreo del buey, que en el budismo Zen representan las distintas fases que va atravesando la práctica contemplativa en el camino hacia la iluminación no dual (en términos del Modelo Integral de Ken Wilber estamos hablando de estadios de estado). Yo ya había estado en retiros Zen donde nos habían explicado cada una de esas etapas. En este retiro, usando el proceso Big Mind, Genpo Roshi no nos explicaba cada una de esas etapas, sino que usando el diálogo con distintas voces éramos nosotros los que explicábamos, desde dentro, cada una de las etapas.
Por ejemplo, la primera etapa se llama "buscando al buey" y representa al buscador que comienza su búsqueda con la intuición de que la mente iluminada (el buey) está ahí, aunque todavía no haya tenido la experiencia directa (no obstante, muchas veces la búsqueda espiritual comienza después de haber tenido un atisbo). Genpo Roshi, en vez de explicarnos este estadio nos pidió hablar con distintas voces, que no recuerdo exactamente, pero bien podrían ser voces del tipo de "el buscador del buey" o "el buey que está oculto" (o "La Gran Mente que no ha despertado todavía"). Y así fuimos haciendo con cada una de las etapas que va recorriendo el meditador en su camino hacia la iluminación: "descubriendo las huellas", "encontrando al buey", "la captura del buey", "la doma del buey", "volviendo a casa a lomos del buey", "el buey, superado", "ambos, buey y uno mismo, superados", "regresando a la fuente" y "de vuelta al mercado" (los nombres concretos varían según distintas traducciones).


Fue muy interesante ir explorando todas esas etapas de la búsqueda espiritual, y sin que Genpo Roshi las describiera, simplemente nos iba ayudando en nuestra exploración desde dentro de los distintos aspectos de cada estadio,  usando el diálogo con voces. La cosa se volvió sorprendente cuando exploramos los aspectos de los estadios más elevados de la práctica contemplativa. 
Al explorar las voces relacionadas con los estadios avanzados de la meditación fue sorprendente ver la facilidad con que te situaba en esos estados. Después de 15 años de esfuerzo meditativo no podía creerme que fuera capaz de mantener esos estados meditativos con esa estabilidad y profundidad sólo por la facilitación de Genpo Roshi. Pero allí estaba, pura consciencia Testigo, puro vacío dentro del cual todo emergía: todos los que estábamos en aquella sala, la sala en sí, y todo lo demás. Y una profunda sensación de quietud y de haber vuelto al hogar. Una paz más allá de toda palabra. Y no estaba sentado en una postura meditativa con los ojos cerrados, estaba allí, sentado en una silla, con los ojos abiertos, y hablando, respondiendo a las preguntas de Genpo Roshi.
Fue una transmisión en toda regla del reconocimiento de la Gran Mente/Gran Corazón que recibí de Genpo Roshi, y que me llevó a hacerme formalmente su estudiante aquel otoño, en Salt Lake City. Como el estado era tan estable, pudimos explorar en él varias voces o aspectos de esa conciencia iluminada.
Y el estado dejó huella tiempo después, aquel día al salir de la sesión, tenía tal cara de asombro y gozo, que un amigo me dijo lo mismo que me dice Jose en su pregunta: "te brillan los ojos". Y tiempo después, de vuelta a casa, mi meditación había cambiado. Ya no me sentaba a tratar de concentrar la mente y meditar, sino que, autofacilitándome con el proceso Big Mind, era capaz de entrar en ese espacio sin límites, lleno de gozo y amor, y permanecer ahí en mis sentadas meditativas. Incluso durante tiempo estuve como en una nube meditativa, que me imagino fue lo que notó Jose cuando dice que parecía otro y que me brillaban los ojos. Después, la vida y mis neurosis se encargaron de hacerme bajar a tierra, un proceso muy desagradable, pero que me permitió reconocer dónde estaba realmente y empezar a trabajar desde ahí.
Y este proceso, que ha creado Genpo Roshi, me ha dado una herramienta muy importante para llevar a cabo ese trabajo. Por un lado, me permite trabajar sobre mi yo, mi pequeño yo, y trabajar para integrar esas partes de mí que tengo disociadas y en la sombra. Por otra parte, me permite acceder a esa dimensión donde ya no hay nada que mejorar, todo es perfecto, y seguir profundizando en esa conciencia en mi práctica meditativa.
Y como mi pasión siempre ha sido transmitir esa conciencia a través de la enseñanza del yoga y la meditación, el proceso Big Mind me ha dado una herramienta ideal para esa transmisión. Cuando volví de Ameland, bastaron algunas pruebas informales para darme cuenta de la potencia de esa técnica para transmitir la conciencia meditativa y hacerlo de forma integrada, sin caer en la evasión espiritual. Así que aquel mismo otoño me fui al centro Zen que Genpo Roshi tenía en Salt Lake City y comencé mi formación con él, como facilitador del proceso Big Mind.
Y hoy en día sigo trabajando en la profundización de mi conciencia meditativa, la integración de mi pequeño yo y la transmisión de todo ello en los talleres que vengo impartiendo desde finales de 2005. En el trasfondo, contínuamente la guía y la inspiración de Genpo Roshi, al que siempre le estaré infinitamente agradecido por este regalo que nos ha hecho a todos aquellos comprometidos con una práctica meditativa.


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