Todos tenemos zonas no conocidas
por nosotros mismos, son partes que nos incomodaban en algún
momento de nuestra historia y decidimos relegarlas a nuestro sótano
psicológico y desde aquí suelen ser proyectadas en los demás.
Reapropiarnos de esta sombra, en la medida de lo posible, permitirá
un mayor potencial y una mayor libertad en nuestras decisiones.
Estos aspectos nuestros que forman parte
de la sombra pueden ser negativos, que nos gustaría no tener, o
positivos, que no nos creemos dignos de tener.
Cuando nos reapropiamos de esta sombra proyectada en otro (en él, o en ella, en tercera persona) y pasa a ser algo nuestro, (en primera persona), entonces lo que sentimos es una gran liberación.
Esto se consigue mediante un sencillo
ejercicio práctico llamado trabajo con la sombra 3-2-1 que ha
desarrollado el Instituto Integral de Ken Wilber en Estados Unidos:
El proceso de la sombra 3-2-1
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