Éste es un extracto de la teleconferencia del 17 de agosto, 2013.
El Gran Corazón está un nivel incondicional,
en otras palabras no hay límites, tampoco va a ser estresante, si realmente
estamos ahí. Cuando estamos en el “Gran Corazón condicionado”, y depende de las
condiciones- el cual no es realmente el Gran Corazón, pero nuestro corazón está
abierto- eso puede ser estresante, por supuesto. En cualquier ocasión en que
ponemos fronteras o límites o
condiciones por supuesto el estrés puede surgir. Y no hay nada malo- quiero
decir, por supuesto el estrés es un gran problema- pero no hay nada malo con el
amor condicionado, o el Gran Corazón condicionado. Es el otro lado del
triángulo, y desde ahí viene la empatía, el amor, el cuidado, todo ello, porque
es más o menos dualista en vez de no dual. Así que vas a sentir una cierta
cantidad de dolor y sufrimiento, pero eso es lo que significa ser un ser
humano- un Bodisatva en vez de un Buda.
Una de las cosas que supongo que todos
nuestros oyentes saben es que se dice que Buda había sido un Bodisatva durante
muchas vidas antes de que se volviera El Despierto, el Buda. Y entonces
abandonando la necesidad o el deseo o la voluntad de alcanzar la realización o
iluminación completa y plena y estar libre del sufrimiento, uno escoge ser un
Bodisatva por el bien de todos los seres para traerlos al despertar. Esa es la
diferencia. Así que podemos decir que uno se mueve desde el lado izquierdo del
triángulo como un ser humano al lado derecho del triángulo como un Buda, y
después de vuelta al lado izquierdo de nuevo, recogiendo el lado humano y el
sufrimiento y el samsara, y moviendo se entonces al ápice como un Bodisatva,
alguien que abraza su humanidad, con todas las limitaciones y dificultades y
sufrimiento en el nivel humano, y todavía ve todo eso como vacío- y sin
embargo no.
No podemos olvidar ese “y sin embargo no”.
Todas esas cosas están vacías y sin embargo no lo están. Son forma, y algunas
formas duelen más que otras. Recuerdo aquel gran maestro que estaba llorando, y
un monje fue a él y le dijo, “¿Por qué estás llorando maestro?” El dijo, “me
acabo de enterar de que mi madre murió.” “Bien, y ¿por qué lloras? Nos enseñas
que todo está vacío.” Y el dice, “Sí, pero algún vacío duele más que otros.”
Tenemos koanes sobre eso, como “Pásame el
incienso, el polvo hecho de sunyata, de
vacío.” Bien, no sólo acercas la mano vacía, acercas el incienso, o el polvo.
“Alcánzame un rastrillo, o usa un rastrillo, o una azada que esté hecha de
vacío.” Coges un rastrillo, coges una
azada. La forma en sí misma es vacío, no es como si estuviera vacía de forma.
El vació es la forma, la forma es exactamente el vació. Y algún vacío
simplemente duele más que otros.
Te golpea un cierto vacío, y te pega, justo
en la cabeza. Hay ese koan de el monje que va con varios maestros, y cuando
llega a Rinzai dice, “¿Por qué vino Bodidarma al oeste?” y rinzai toma un zafu,
un cojín, y le golpea en la cabeza. Algún vacío duele más que otros.
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